FILOSOFANDO...
Hasta ahora, todos
me han dicho, desde mis padres a mis profesores, que todo tiene un por qué y un
para qué.
Me lo dice, el filósofo, el matemático, el médico, el psicólogo, el
lama, el sacerdote, el pope, el pastor, el imán y el sub
sursum corda.
Yo pienso que las cosas ocurren porque
tiene que ocurrir, y esta es una verdad de Perogrullo; los seres humanos, somos
los que clasificamos, en malos, buenos, regulares, convenientes, los hechos que
ocurren en nuestra vida.
Pienso, que además lo que tiene que ocurrir
no se puede cambiar. Lo de cambiar tu
destino, como canta bellamente Luz Casal,
suena muy bien en una canción, o un video musical, pero nada tiene que
ver con la pura y cruda realidad de los hechos o acontecimientos de los seres
humanos.
Todo es como es y no puede dejar de ser y por tanto no puede ser de otra manera,
distinta a como es.
Que se me meta esto en la cabeza, de lo
contrario, me puede salir de nuevo esa
dichosa úlcera de estómago.
Nadie, lo que se dice nadie, puede cambiar
su destino ni por capricho ni por necesidad, sucede de la manera que sucede y
punto. Podría suceder de otra manera pero esa manera queda en las posibles
maneras de suceder, que nunca será así,
queda en el mundo de los posibles, y partir de no haber sucedido queda en el
mundo de los imposibles posibles absurdos.
Bueno, eso pienso a no ser que alguien me convenza
de lo contrario o que hoy lunes haya acertado la bonoloto y por tanto tenga que
cambiar de opinión al respecto.
AZUL Y NIEVE.
Autor: Florentino Gómez Martín
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